11 de abril de 2013

... COMO UN ESPEJISMO ...


Acurrucado en la silla de madera roída con el paso de los años, ojeo de nuevo las páginas de uno de los libros de la estantería de mi pequeño estudio. El título toda una ofrenda a la imaginación y la interpretación de pensamientos y sueños, “Cuentos para pensar”, ¡Todo un regalo!... el autor  Bucay, alguien que esgrimiendo hábilmente su pluma consigue mostrar el sendero de baldosas amarillas hacia el mundo de la felicidad personal, hecho que a muchos se nos desliza entre los dedos como aguas revueltas que nos impiden llegar a puerto para contemplar la puesta de sol.
Allí me encuentro sumido en la tenue y suave luz de las aromáticas velas color canela, mecido únicamente por el calor de una manta y el taciturno sabor de un buen café en su perfecta taza de porcelana color blanco.
El tiempo permanece parado, pero ahí afuera la luna cambia de posición con el paso de las horas. Parece moverse a propósito de poder, desde la altura colocarse en el mejor de los lugares, y de este modo lograr reconocer alguna de las líneas que ahora descubren mis pesados y cansados ojos.
De repente el viento llama a la ventana como si quisiera colarse sin avisar, no logra su propósito esta vez, pero en cambio, consigue desviar mi atención lo suficiente para percatarme de que estás ahí…
Hasta ahora no había podido advertir tu presencia, no recuerdo haberte visto entrar, pero ahí estás… de pie al fondo de la habitación. Tu figura parece inerte, carece de movimiento, de vida… tus ojos opacos impiden ver más allá señal alguna de algún destello de luz, la tez pálida de tu rostro asemeja a la cara aún oculta de la luna esta noche, el cabello revuelto y tu barba desarropada muestran la dejadez de tus días, flaco, encorvado y sin fuerza…
-¿Qué haces ahí?- grito desde el otro lado de la estancia.
No obtengo respuesta alguna, tan solo tus ojos clavados en alma intentando decir algo que no puedes expresar con simples palabras.
-¿Qué te ocurre?- pregunto, pero tú sigues sin articular sonido alguno.
Lentamente y apoyado en ambas manos, me levanto de mi vieja silla hasta estar completamente en pie. El sigue con los ojos puestos en cada uno de mis pesados y lentos movimientos, parece no incomodarle en absoluto. Despacio camino hacia la parte más alejada del estudio, allí estás tú… cada paso que doy parece que aumenta en estatura, en cambio mi figura se hace cada vez más y más pequeña.
Ahora estoy justo en frente suya, nada… ni un solo gesto, movimiento o parpadeo de ojos, algo que indique que está vivo. Tan solo permanece ahí, frente a mi ser, con su pálido rostro, su aspecto dantesco y desaliñado, fuerte como una roca y al mismo tiempo  tan vulnerable como si la suave brisa de la mañana pudiera arrancarle el último hálito de su alma. Tan solo clavas tu iris en mí.
Entonces alzo la vista y nuestras pupilas se cruzan durante un segundo, y al instante ambos en un rápido movimiento cesamos nuestras miradas… sentimos miedo, vergüenza, pánico.
 Tú no dices nada, yo doy media vuelta y con la cabeza sumida en un mar de pensamientos carentes de orden decido regresar al mundo de Oz. Justo antes de tomar la silla por la mano, detengo mi marcha y vuelvo mi rostro, sigues donde te dejé, al otro lado de la sala, ahora sé que permanecerás allí largo tiempo. Entonces me siento, y sin alzar más la vista recojo mi libro, el café me percato… ya está frio.
Y pienso: ¡Maldito espejo... maldito seas, siempre muestras lo que nadie más que tú es capaz de ver!
 
 
 
 
"No hay espejo que mejor refleje la imagen del hombre que sus palabras"

Juan Luis Vives (Humanista y filósofo Español)

 


10 de abril de 2013

... DE OTRA PASTA...

Son las 23:30, nadie por los pasillos del hospital, tan solo estamos mi libro y yo bajo la tenue luz de los fluorescentes que alumbran lo suficiente para poder leer no sin forzar demasiado la vista.
Hoy hace ya una semana que la abuela ingresó en este hospital por la prótesis de su rodilla izquierda y desde aquel día las cosas no han hecho más que ir a peor, todo se ha complicado de tal manera que de algún modo nos preparamos incluso para un desenlace en el que preferimos no pararnos a pensar demasiado, pero que está ahí castigando nuestro ánimo con el paso de las días.
Las páginas de mi libro pasan deprisa, pero empiezo a tener los ojos cansados, esta noche también la paso en la habitación junto a ella, tal y como las otras pasadas nunca la hemos dejado sola, si al final ocurriera lo peor… pienso que todos deseamos arañar a la muerte el máximo de tiempo para estar con ella, no creo que ninguno estemos preparados para una despedida, pero cada cual ensaya a su modo, su particular y personal adiós.
Con tanta emoción dentro de mi cabeza me doy cuenta de que las líneas que leo pasan deprisa pero que apenas presto atención al contenido, dudo si dejarlo y por unos minutos decido cerrar mi libro. Así que marco con un doblez la esquina de la hoja en su margen superior.
Es el momento de tomar un café de máquina, así que me levanto y elijo uno con bastante azúcar, el sabor de los cafés de aquí es amargo, y pienso que un poco más dulce tal vez haga que las cosas se vean de otra forma, algo mejores, pero no es así y acabado el mismo decido volver a sentarme y retomar la lectura, es fácil seguir donde lo dejé, está bien marcada la página con su esquina doblada, así que continúo por el siguiente capítulo.
Se oye un ruido al final del mismo pasillo, alzo la vista del libro y compruebo que debido al cansancio de mis ojos me cuesta unos segundos tener la visión nítida. Una pareja avanza por el pasillo, el paso es lento y arrastrado, lo cierto es que en un hospital a esas horas sorprenderían las prisas. Tras unos segundos más compruebo que se trata de una pareja de avanzada edad, él es alto y delgado y apoya sus huesudos dedos de la mano derecha sobre el hombro de ella… de la otra mano y bien agarrado camina con el sujeta sueros, la imagen me parece graciosa, los dos caminan juntos por aquel pasillo, ella calla y el no deja de hablar, ¡A saber que le estará contando!... pienso, y me río.
Poco después llegan al final del recorrido, él le dice que está cansado y deciden parar unos minutos, así que deciden sentarse y lo hacen justo a mi lado, yo sigo inmerso en mi lectura pero cuando va a sentarse me doy cuenta de que a aquel hombre necesita una mano amiga que lo ayude, sin dudarlo dejo el libro apoyado en mis piernas y con las dos manos le asiento en la butaca de madera. El muy educadamente me da las gracias, yo tan solo le sonrío.
Lo lógico en la mayoría de estos casos es que todo acabara allí, y que yo volviera a recoger mi libro y lo abriera de nuevo. Pero en ese momento aquel hombre me mira y me pregunta porque estoy allí, yo muy amablemente le comento que estoy con mi abuela. Debió darse cuenta de que en ese momento mi semblante tornaba de nuevo a la tristeza porque me preguntó por su estado, me llevo unos segundos pensar la respuesta, no sabía que decir, y es que en estas situaciones nunca se bien cuál es la mejor que puedo dar. Le dije que estaba bien, pero estoy seguro de que no lo creyó.
De repente y sin darme tiempo a pensarlo, me encontraba en medio de una conversación con aquel hombre, la mujer que lo acompañaba se encontraba dos butacas más allá, mantenía su silencio y tan solo escuchaba, me di cuenta de que no le soltaba la mano, aquello se trataba de un gesto más que maravilloso, y desee que algún día yo me encontrara en aquella situación, fuera del hospital pero de la mano con alguien y a esa edad, que más tarde descubrí que era mucha.
Lo cierto es que intenté hablar menos de lo que estaba acostumbrado, prefería escuchar, soy de la opinión de que las personas de avanzada edad tienen mucho que decir, contar y aportarnos a los que casualmente somos más jóvenes, pero normalmente ninguno nos detenemos a hacerlo, ellos cometieron errores en su vida que intentan que de algún modo las nuevas generaciones no cometamos, creo que la mayoría de las veces solo intentan abrirnos los ojos ante la vida, para que esta no nos devore sin darnos cuenta, pero simplemente… decidimos hacer caso omiso y mirar hacia otro lado.
Me habló de todo un poco, de sus años de niño, nació tres años antes de que comenzara la guerra civil, y evidentemente vivió la postguerra, tuvo que vérselas con la España de que aquel entonces, un país sumido en la pobreza, una situación de mal estar que en el medio rural se acentuaba sin duda, y más aún en una región como Castilla, tan seca y hastiada, tan vacía, tan sola.
Todo lo que aquel hombre hablaba, me recordaba a las historias que mi abuela siempre nos contaba en casa y que por suerte, aún sigue relatando como si aún viviera en aquella época… nada que comer, familias con muchos hijos e hijas, la escuela… un lujo que no podían permitirse, trabajar desde los ocho años e incluso antes, frío mucho frío y mucha hambre. El anciano recordaba cuántas veces había tenido que comer las cáscaras de naranja que encontraba por el suelo, todas las tapias que había tenido que saltar para poder robar pollos y huevos de gallina, y todo el esfuerzo que le había costado años después conseguir salir adelante con mujer e hijos, -¡Eran unos años difíciles!- ¡Igual que los de ahora!, pensé yo…
También me habló de su primera mujer, y que había muerto quince años atrás, aquella mujer que lo acompañaba me la presentó como su nueva “novia”, no pude ocultar ni mi sorpresa y mucho menos una carcajada que inundó aquel pasillo a la cual él respondió con otra buena carcajada, hasta el gesto de aquella mujer hasta entonces serio esbozó una sonrisa.
Él explicaba que simplemente la vida es a veces dura e injusta y que tan solo ha intentado siempre adaptarse a la situación, amaba a su mujer por encima de todo, lloró mucho su pérdida pero decidió que debía salir adelante y que no quería hacerlo solo, no quería pasar el mucho o poco tiempo que le restara en la tierra en soledad, así que simplemente buscó, y encontró así a María.
Realmente… disfrutaba de aquel momento, de aquella conversación, tal vez por el tema, tal vez por la situación. No lo sé bien pero hoy lo pienso y creo que alguien envió a aquella extraña pareja para hacer que durante un buen rato (casi dos horas) pensara en otra cosa y me sintiera mejor.
Me contó que el invierno lo pasaban en Benidorm, que el frío de castilla hacía ya años que lo habían abandonado, y solo retornaban a esta tierra cuando volvía el sol y florecían los árboles frutales de su pequeña casita de campo en Segovia. Estaba allí porque había sufrido una caída y tuvieron que traerlo hasta el hospital, nada importante, pero estaba deseando poder volver pronto a pisar la arena fina de la playa.
Pasó un rato muy largo antes de que me diera cuenta de que debía volver a la habitación doscientos diecinueve con mi abuela, así que me despedí de aquella pareja tan especial, deseándoles mucha suerte y que pronto las aguas del Mediterráneo bañaran sus cansados pies.
La noche pasó, conseguí dormir sin más, pensando solo en que todo se arreglaría y que pronto podríamos estar otra vez todos juntos en casa, celebrando buenos momentos con la abuela, y es que si hay algo que ella tiene es… un sentido del humor increíble que empieza a echarse mucho de menos.
Cuando desperté ya no estaba triste, podría decirse incluso que esbozaba una buena sonrisa, confiaba de verdad en que todo se arreglaría.
Estaba sacando un café de la amarga máquina, cuando sonó un pitido, ese sonido que uno consigue aprender de memoria cuando pasa demasiadas horas en un hospital, y al momento una mujer salía de su estancia pidiendo ayuda a gritos, solté el café al instante, pensando que podía tratarse de mi abuela, pero unos segundos después pude comprobar que no era así, aunque estuvo cerca, ya que un tren de enfermeras entraban corriendo en la habitación de al lado, cuando pasó aquel momento me percaté de que tenía el corazón en un puño, pensé -¡Menudo susto!-.
Minutos más tarde, en el pasillo pude ver como sacaban una cama de la habitación, los pasillos de los hospitales son muy estrechos por lo que al pasar a mi lado tuve que pegarme bien a la pared para que pudieran pasar… no podía creer lo que veían mis ojos, e incluso los froté para asegurar la visión.
En aquella cama iba un hombre de avanzada edad, con la mitad de su rostro dañado, el contraste era increíble, pues aquel anciano estaba pálido entero, con sus huesudos dedos agarraba con fuerza la sábana que lo tapaba, fueron los temblores de su cuerpo lo que junto a la expresión de sus ojos me hicieron comprender rápidamente que aquel hombre estaba tan asustado que parecía que la propia muerte había llamado a su puerta preguntando si estaba listo, él simplemente… poseía aquella sábana para ocultarse tras ella.
Allí, tumbado en aquel camastro se encontraba el anciano que la noche anterior radiaba de energía, aquel hombre que me dijo que no tenía nada de qué preocuparme, que podía estar seguro de que los mayores estaban hechos de “Otra pasta”, con dolores y defectos pero duros como rocas.
Me quedé mirando su rostro mientras se alejaba, él se quedó observando mis ojos fijamente, torció la cabeza hacia la izquierda intentando recordar algo de lo que no estaba seguro… pero pienso que, no lo hizo, no pudo reconocerme. Aun así me acerqué y le dije -¡Todo saldrá bien, los mayores estáis hechos de otra pasta”!-, aquel anciano… asintió con orgullo, fue la última vez que le vi.
Momentos más tarde recordaba lo último que me dijo cuándo me despedía de ellos la noche anterior:
-¡Recuerda hijo, los mayores a nuestra edad solo necesitamos dos cosas, “Cariño y Paciencia”, “Cariño y Paciencia”, no lo olvides!, ¡Tu abuela siempre luchará mientras tenga el amor de su familia!-.
Aquellas palabras se grabaron en mi memoria como si quedaran escritas en mi piel por un plumín de hierro ardiente… mi hermana y yo no hemos dejado ni una sola noche sola a nuestra abuela, y a día de hoy se encuentra fuera de peligro, realmente… son de “Otra Pasta”.
¿Qué será de aquel anciano?, me lo pregunto todos los días desde entonces, cada día que paso en el hospital pienso que tal vez me lo cruce por aquel pasillo donde el azar quiso que nuestros caminos se cruzaran aquella noche, aunque prefiero imaginarlo caminando de la mano de su “Nueva Novia”, descalzos los dos caminando por la fina arena de la playa, mientras las cálidas aguas del Mediterráneo bañan sus cansados pies junto a la orilla…
 
 
"Vieja madera para arder, viejo vino para beber, viejos amigos en quién confiar y viejos autores para leer"
Sir Francis Bacon (1561-1626)
 
 
 

8 de julio de 2012

... AMAR EN TIEMPOS REVUELTOS ...

Creo que es así… es más, sé que es así… cuando miro a mi alrededor y pienso en lo que realmente quiero para mi vida…

Lo cambio todo por… sentirte cerca de mí, casi rozando mi rostro… aún no sé quién eres ni cómo te llamas, pero se que estás ahí… en algún lugar ignorando aún, que cualquier día se cruzarán nuestras almas… y ya nada volverá a ser igual.

Sé que algún día lo dejaré todo por ti, por perderme en tu camino… te seguiré allá donde vayas y abrazaré tu corazón cada vez que lo necesites… y sé que tu, llegado el momento también lo dejarás todo por mí, por seguir mis pasos, por continuar mirando mis ojos… sé que me seguirás allá donde vaya, que me abrazarás con fuerza y te colgarás de mis brazos cada vez que me veas para susurrarme al oído que me quede a tu lado… y lo haré, sin dudarlo… sin pensarlo, simplemente lo haré.

Quiero envejecer junto a ti, disfrutar de cada segundo como si fuera el último, dibujar nuestra vida en un papel mojado, pasear de la mano, bailarle a la luna… reír y llorar… disfrutar de cada ocaso y de la puesta de sol de nuestras vidas… florecer cada mañana y marchitarme al anochecer a tu lado con el paso de los años…

Hay muchas cosas que deseo… pero esta la cambio por todas las demás… jamás te abandonaré, siempre estaré cerca de ti… ni delante ni detrás, siempre al lado y cuando llegue el momento, si llega… cargaré en mis brazos tu peso para que podamos seguir juntos.

No tengas miedo, jamás te dejaré sola… ni ahora ni nunca, viviré siempre con la intención de hacerte feliz cada segundo a mi lado, de hacerte sonreír, y contemplar el brillo en tus ojos…

Quiero que sepas que siempre podrás contar con todo mi amor, y que estaré ahí cuando lo necesites y cuando no, que siempre seré tu apoyo e intentaré ser tu mejor amigo, apoyando cada una de las cosas que desees… por muy alocadas e impulsivas que estas puedan ser…

Me mantendré firme cuando lleguen los malos momentos, haré todo lo posible por ser tu hombro y tu pecho cuando desees abrazarlo, moriré por consolarte y derramaré lágrimas contigo para que así la pena sea compartida y aliviar en parte tu alma…

Intentaré no discutir nunca por cosas vanas, y si esto ocurriera seré quién siempre te pida perdón por mis palabras, y dejaré por la mañana… una rosa en tu almohada.

Sé que todo esto algún día pasará y que será para siempre, seremos eternos y nos dará igual quién nos recuerde o no, porque siempre nos tendremos el uno al otro y lo demás… no será importante… a todos nos llega la hora y cuando lo haga que me encuentre tumbado y bien abrazado a ti.

Sabes que me muero por tu sonrisa… ¿Y ahora tú… que es lo que deseas?





“Amar es encontrar en la felicidad de otro tu propia felicidad”
Gottfried Wilhelm Leibniz (1646-1716)


30 de abril de 2012

... RECUERDOS DE AYER ...


     Hoy el día no empezó con buen pie… anoche volví a pensar en todas esas cosas que me hacen sentir fatal, volví a recordar los malos momentos… no quiero pensarlo más ahora…
     Mi amiga Sara siempre me dice que la vida nos tiene que estar preparando algo muy bueno, con los malos ratos que nos llevamos últimamente… seguro que es así, pero pasan los días y no llega nada, tiene razón… lo que tengo que hacer es no esperar nada ni buscarlo, tan solo llegará algún día.
     Y quizás me esté equivocando… después de tantos años, me doy cuenta de que no se valorar las cosas, yo… que siempre les digo a los demás que deberían hacerlo cada día, que en el mundo en el que vivimos no tenemos aprecio a nada, ni nos damos cuenta de todas las cosas bellas que están a nuestro alrededor… deberíamos dar las gracias por cada amanecer que ven nuestros ojos, aplaudir cada puesta de sol, cada abrazo, beso, caricia y sonrisa… pero no lo hacemos, no agradecemos nada, estamos tan acostumbrados a tenerlo casi todo, que no apreciamos lo que tenemos hasta que… simplemente se va.



     Hace nueve años, una cuadrilla de “mocosos y mocosas” me dieron la mayor lección que he aprendido en mi vida… sin saberlo, con su poco más de metro y algunos centímetros, me enseñaron que dentro de mi había alguien diferente, una persona como ellos decían… especial, y yo tan si quiera me había dado cuenta de nada.
     En poco más de dos meses hicieron que mi idea del mundo cambiara por completo, lograron que me sentara a pensar que “coño” había hecho conmigo hasta ese momento y lo que esperaba de mi mismo… consiguieron dar una tremenda voltereta a mi vida, que aún llega hasta nuestros días…


    
     Son muchas las personas que me preguntan de dónde saco tantas fuerzas para seguir adelante con cada uno de mis sueños… ¿Tío… en que piensas para levantarte de cada porrazo?, porque… siempre lo acabas haciendo, y cuando esto ocurre te pones de pie cada vez con más fuerza si cabe…
     Nunca he contestado a esta pregunta… creo que es el momento de hacerlo, quizás sirva de inspiración a alguien…
     Aquellos críos con los que tuve la suerte de empezar como profesor son mi fuerza, cada segundo que pasé a su lado fue tan intenso que  aún resuenan sus voces y sus risas cada en mí… aquellos críos que me enseñaron a valorar todo lo que yo había despreciado hasta ese momento, hace nueve años ya… no pasa un día en que no me acuerde de cada uno de ellos y de ellas, no pasa un solo instante que no les eche de menos… cuanto me gustaría poder regresar atrás en el tiempo y quedarme allí… un pedacito muy grande de mi se quedó allá, y a cambio me traje una nueva vida a casa. Tuve la oportunidad de ir a enseñar y lo que hice fue aprender más que en todos mis años de aulas. Aprendí algo que nadie te puede mostrar en los libros, algo que no puedes tan siquiera imaginar, ver o valorar si no lo vives.



     Me hicieron tal regalo que hasta este mismo preciso instante sigo sintiéndome en deuda con todos ellos… que jodidamente feliz fui aquellos meses, por primera vez en mi vida me sentía útil, pero de verdad.
     Recuerdo el último minuto que pasé en Kosovo antes de entrar por la puerta del avión de vuelta a casa… me paré, eché la vista atrás y mientras suspiraba pensé… quizás no vuelvas nunca a este lugar, míralo bien y no lo olvides jamás porque aquí, se queda un cacho grande de tu alma…
     Y así ha sido… no he vuelto… y en cierto modo me encuentro algo vacío, quizás debiera volver y encontrar lo que dejé allí…



     Tal vez os preguntareis ¿Por qué hoy?, ¿Por qué después de nueve años nos cuentas esto? Muy simple… hoy dos personas me lo han recordado, Hasan y Sefer, nueve putos años después… y gracias a las “inservibles” redes sociales (o eso dicen), nueve años después nos encontramos en una de ellas, hablando y recordando aquellos días pasados… y lo mejor de todo, se siguen acordando de aquellos días y del tontorrón del profe que les enseñaba a hacer en clase, perritos con globos de colores…
¡Me cago en todo!
     Que puta alegría saber que todos siguen bien, con sus sueños de adolescencia, su futbol, su horrorosa música hip-hopera, esos pelos a lo Ronaldo y las camisetas del Barsa…
     No sé si estoy feliz o triste, no os imagináis como me latía el corazón cuando uno de ellos me dice: “Hola… ¿yo a ti te conozco verdad?”
     El día de hoy amaneció fatal pero… hay que empezar a ser agradecido con el mundo cuando ocurren cosas que te hacen sentir mejor… por ello, muchísimas gracias al Dios que fuere por el momento tan feliz que me ha hecho vivir esta tarde…
     Momentos así, son lo que hace que uno se levante cada mañana con ganas de comerse el mundo, le pese a quién le pese, le joda a quién le joda pero sobre todo… le encante a quién le encante.
     Ahora… buscar vuestra motivación, recordarla siempre en los malos momentos y salir ahí afuera en busca de un león…
   


"La felicidad humana generalmente no se logra con grandes golpes de suerte, que pueden ocurrir pocas veces, sino con pequeñas cosas que ocurren todos los dias"

Benjamin Franklin (1706-1790)

26 de abril de 2012

... POR SIEMPRE, GRACIAS ...

  
     Hay quién en esta vida tiene la suerte de cruzarse en el camino de gente tan buena e importante como la que he tenido yo... y hay quién además tiene la oportunidad de agradecerle alguna vez, todo lo que han hecho por él...


  Este es mi caso, esta... es mi vida... todo lo que fuí, soy y seré, gracias a todos vosotros y vosotras....



    "¿Qué es un trabajo? , ¿Vivimos para trabajar…? o ¿Trabajamos para vivir?, y… cuando nuestro trabajo hace que nos sintamos felices… ¿qué más podemos desear?, supongo que alguien que te respete… alguien que tenga fe ciega en ti, que no te juzgue sin conocer tus ideas, que valore cada cosa que hagas, que te apoye en los buenos y sobre todo, que se dé cuenta de los malos momentos.


     Alguien que además te enseñe a ser mejor cada día, y que se mantenga firme cuando no lleves razón, que conozca tus valores y tus principios y que jamás tenga la mínima duda sobre ellos, que comparta contigo sus propios proyectos y que juntos consigáis cambiar el rumbo de las cosas, incluso… que cuando la marea esté alta y los barcos no salgan del puerto por riesgo de naufragio, se cale su sombrero de marinera y se ponga a los mandos de la barquichuela sin dudar un segundo de llegar a buen puerto, eso sí calados hasta los huesos, pero con la bolsa llena de peces.

     Porque durante estos dos últimos años aprendí de ti a ser inagotable, a creer en mis sueños y sobre todo a pelear por los sueños de los demás…Millones de gracias Reyes...






     En la vida de las personas siempre hay instantes de inflexión, muchas de las cosas que llegues a ser, creer y pensar después, dependerán en buena medida de las personas que conozcas en el camino… siempre he dicho que la vida de cada uno pasa por una serie de habitaciones y que en cada una de ellas encontrarás a alguien que marcará de algún modo el paso a la siguiente estancia…


     Yo tuve ese momento hace 8 años, por aquel entones yo solo era un muchacho algo perdido, con ideas en la cabeza pero sin un rumbo definido… entonces os conocí y poco a poco el camino que al principio pintaba empinado y lleno de obstáculos se fue transformando en uno más suave y libre de piedras…


      Con vosotros aprendí a disfrutar más de la vida, aprendí a ver más allá de lo que tenía delante, de lo que conocía… con el paso del tiempo os habéis convertido en una habitación con ventanas y vistas al mar… me habéis enseñado que el mundo es si cabe aún más grande de lo que yo podía imaginar, con vosotros aprendí a que… ese camino empinado si además tiene nieve es mucho más bello, a que…  aquellas rocas que estaban en el camino y me lo ponían difícil, podía escalarlas sin problema en vuestra compañía…


      Que puedo decir de vosotros… siempre me habéis acogido como parte de vuestra familia, y me habéis tratado como tal… guardo parte de los mejores recuerdos de mi vida a vuestro lado, pero también soy consciente de que cuando las cosas se pusieron difíciles para mí, no me faltó jamás unas manos que me ayudaran y me animaran a levantar…


       Espero que siempre, siempre pueda estar a vuestro lado y que algún día pueda devolveros todo lo que habéis hecho por mí todo este tiempo…


       Gracias a Julio, Reyes, Edu, Marta y Sara, Raúl y Gali...



      Siempre hemos dicho que podemos contar nuestros verdaderos amigos y amigas con los dedos de una sola mano, que los amigos de verdad siempre son pocos… y, os pregunto yo… ¿Qué es un amigo?, ¿un amigo de verdad?

      Es aquel que siempre está a tu lado cuando lo necesitas, se preocupa por ti, por tu vida, por tu día a día… es aquel que conociendo lo peor de ti, sigue acumulando instantes y recuerdos a tu lado, es… el que te quiere, te mima, te llama, viene a verte, se alegra de cada logro conseguido, lo celebra incluso más que tú mismo. Es aquel a quién confías los más íntimos secretos, el que te regala un abrazo, un beso, una caricia… el que siempre te dice hasta pronto en ved de adiós… un buen amigo es aquel que siempre piensa en ti cuando le preguntan, y quién llora y sonríe a tu lado cuando lo necesitas…  


       Siempre te dedica la canción adecuada en el momento idóneo, comparte la misma copa de vino, a veces… hasta sueña las mismas tonterías que tu, pero sea lo que sea lo que sueñes y que ese sueño te lleve a hacer una tontería de las tuyas… tener la certeza de que siempre estará a tu lado para apoyarte… no tiene precio.
Por ti, hoy lleno mi vaso repleto de aquellos sueños de la infancia y te doy mil y una gracias por permanecer siempre al lado de este pobre niño grande… Gracias Daniel Acebrón...





      ¿Seguro que los buenos amigos son tan solo eso?, que equivocados estamos…
       Yo… pienso que un buen amigo no es exactamente el que hace nada por ti, sino más bien… por quién darías hasta tu parte de tu corta vida si fuera necesario…
       Es aquel por quién siempre estarás a su lado cuando lo necesite, por quién te preocupas, por su vida, por su día a día… es aquel de quién, aún sabiendo lo peor de el sigues a su lado, a quién vas a ver, llamas y quieres…

       Es quién te confía sus secretos, al que regalas mil y un abrazos, besos y momentos inolvidables, al que siempre le dices “hasta pronto” y no adiós… con quién lloras y sonríes cuando lo necesita.

        Los buenos amigos son aquellos a los que siempre les dedicas canciones, fotos, palabras que salen del corazón y sobre todo sueños, tus mejores sueños…
       Porque de esta forma jamás volveremos a contar a nuestros amigos y amigas con los dedos de una sola mano, porque de este modo siempre podremos decir que los nuestros… son los mejores amigos que uno pueda llegar a tener… y los míos lo son, sin duda, la alegría de mi vida.
       Gracias a Manuel, Ariana, Isaac, Beatriz Prados, Miguel Gabín, Aleida, Gonzalo, Laura, Iñaki, Ana, Vero, Raquel, Juan, Iñigo, Cristina de Pablos, Mariano, Beatriz Vega, María Victor y Daniel.




      Diez años ya… cómo pasa el tiempo cuando vives intensamente… tantos años de aventuras juntos… tantas horas imaginando un mundo mejor, lleno de justicia, igualdad, amor y con unos principios y valores necesarios en este planeta… a vuestro lado he aprendido que se pueden cambiar las cosas aunque los demás digan que no, a vuestro lado soñé que otro mundo, el que nos ha tocado vivir… es posible. Gracias a vosotros hoy estoy aquí arriba, con la oportunidad de gritaros bien alto a todos que podéis tener fe, y que todo por lo que luchamos algún día obtiene su recompensa… hemos vivido de todo juntos… hemos reído, saltado, bailado, jugado y cantado… pero también hemos llorado juntos.
        Los años han pasado pero seguimos codo con codo, pasito a pasito iluminando el camino oscuro delante nuestro… me siento tan orgulloso de formar parte de vuestras vidas, he tenido tanta suerte de teneros a mi lado siempre que tenía que daros las gracias por cada segundo compartido en casa, por cada minuto al lado de nuestros ne@s, por cada hora empleada en enseñar y aprender a su vez de ellos y de ellas, por cada día a vuestro lado y de ahora en adelante por cada uno de los años que nos queden por vivir… porque os quiero y siempre ha sido y será así, por que parte de lo que hoy día soy os lo debo a vosotros… mil y una gracias porque si no existierais os tendría que imaginar… Hugo, Vane, Pedro y Patxi y por supuesto... Marquitos.



      Alguien me dijo una vez hace muchos años que… cuando abandonas tus principios, cuando dejas de creer en lo que te hace especial… dejas de ser quién eres, pierdes tu identidad para convertirte en uno más… también me dijo que existen dos tipos de personas… los que hacen cosas buenas para que los demás lo vean y digan ¡Mira lo bueno que es!, y los que hacen las mismas cosas pero lo hacen en la sombra, tan solo por el hecho de hacer su pequeño mundo mejor, sin que nadie le diga nada… quisiera pensar que pertenezco a este segundo tipo de personas, y que se siente orgulloso de cada paso que he dado en la vida… esa persona es mi padre, y muy pocos sabemos todas las cosas que ellos, mi familia hacen por hacer este mundo un poquito mejor… la más importante, creer en mi cada día y apoyar cada una de las decisiones alocadas y a veces absurdas que toman sus hijos… nunca os he dado las gracias por nada, y vosotros siempre lo habéis dado todo por nosotros dos… pero hoy es vuestro gran día, hoy todo el mundo va a saber que sois la mejor familia que hemos podido desear, todos y todas van a conocer a las personas que han hecho que seamos como somos,  porque todo esto tan solo lo hemos preparado por y para vosotros, para agradeceros todos estos años, por que os lo merecéis… porque sois nuestro pasado, nuestro presente y seréis nuestro futuro… os queremos de todo corazón… para todos y todas... Mis padres, hermana, abuelas y demás familia..."



Que la aventura de la vida... continúe...


"A veces podemos pasarnos años sin vivir en absoluto, y de pronto toda nuestra vida se concentra en un solo instante"
Oscar Wilde (1854-1900)